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Darme cuerda
Es de mañana, me despierto mas temprano de lo que hubiera querido. Intento, todavía en la cama tapada hasta la cabeza, concentrarme y centrarme en un buen pensamiento y una buena razón, en una motivación noble que tenga la suficiente fuerza. Con los ojos cerrados empiezo a buscar y recorrer, evado la realidad, me asalta algún recuerdo lindo y a veces siento nostalgia.
Sigo de largo, paso las páginas, el miedo, la paranoia, la inseguridad, las incertidumbres, buscando algún rincón de tenacidad y sentido. Un rincón limpio. El paisaje es infinito como horizonte y a veces siento muchas ganas de desprenderme de todo este mapa emocional, llevo el corazón y la cabeza pesados, adentro de una jaulita. Intento pensar dónde estoy parada, qué opciones tengo, cuáles fueron siempre mis deseos, si tengo que cambiar de dirección o así voy bien, si me estoy acercando o me alejo cada vez mas. Qué se yo. Hay mañanas que me tengo que dar cuerda. Entonces me sostengo del mejor pensamiento que encontré, pongo un pie en la tierra y me voy a la cocina a darle de comer a la gata y a hacerme un té.
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